HORARIO, DURACIÓN Y COSTE

6-7 de noviembre de 2020
19:30-21:30 h

150€

Le han llamado “iconoclasta oficial del reino”. Le han llamado “verso libre”, “raro”. Le han llamado de todo. 
Él se llama a sí mismo «bailautor», vicioso y amante absoluto de ABBA.
Es difícil no haber tarareado sus canciones. Vino, brilló, se fue, volvió. No dejó nunca de brillar.
 
Los tiempos están cambiando. A Javier Álvarez le gusta improvisar. El confinamiento no es un problema. 
Tenemos que idear nuevas fórmulas para conectar, para reconectar, para transconectar. 
Del encuentro del músico con el gestor cultural y poeta Gonzalo Escarpa nació La voz cantante, un programa de entrevistas a creadores.
Ahora, Escarpa y Álvarez dan un paso más. 
 
Atención significa “tender el espíritu hacia”. Vamos a hacerlo hacia la figura de Javier Álvarez, iconoclasta, genial. 
Lo que nos va a ofrecer a cambio es lo mismo: atención. En dos capítulos. 
 
El primero, el viernes 6 de noviembre. Una conversación, con solo 10 personas. 10 atentos seguidores que disfrutarán de su conversación, sus anécdotas, sus palabras, sin tapujos ni máscaras. Su atención. 
El segundo, el sábado 7. Un concierto exclusivo para esos 10 oyentes privilegiados, que podrán compartir con Javier sus versiones favoritas, sus mejores canciones. Su voz y su guitarra.
 
Atención es un encuentro, es un concierto, pero sobre todo supone una invitación al placer más completo de todos: el de la compañía de la creación más pura. 
Online. Por qué no. ¿No faltará la piel? La piel es otra cosa. La piel va por dentro.
 
Los tiempos están cambiando. Javier Álvarez no. Él sigue siendo el más grande.

Fans de Javier, personas interesadas en convertirse en fans de Javier, amantes de la música, la conversación y la cultura, seres sensibles que quieran participar en un evento único.

Javier Álvarez (Madrid, 1969) es un estudiante de Filología Inglesa que decide dejar la universidad para irse a trabajar a Londres. Meses después, regresa a España con una guitarra y se dedica a interpretar sus primeras canciones en los pasillos del Metro y en El Retiro. Es difícil saber cómo el músico, productor y cazatalentos Gonzalo Benavides vislumbra potencial comercial en el chico que rasga cuerdas en el parque, pero lo cierto es que le propone grabar, y no pocas discográficas deberían estarle agradecido.

Dos años después, una filial de EMI publica “Javier Álvarez” (Chrysalis, 1995), un insospechado superventas (insignificante comparado con lo que se avecina), que se convierte en el primer triunfo de la nueva baraja Libertad 8. Es cierto que la figura del cantautor nunca ha dejado de estar ahí, pero, salvo excepciones (como Albert Pla), son los mismos nombres de siempre: los que empezaron contra Franco. El éxito de este disco marca el inicio de una heterogénea hornada de cantautores que, de la noche a la mañana, invade España.

Como sucediera en los 80 con la nueva ola, pronto las multinacionales se ven ansiosas por encontrar un producto con el que meter el morro en el pastel. Así proliferan sin orden ni concierto discos firmados por muchachos de apariencia sencilla con guitarra a cuestas (que al fin y al cabo es lo único que tienen en común gente tan dispar como Pedro Guerra, Ella Baila Sola o Ismael Serrano).

El éxito repentino no le sienta bien a todo el mundo. Javier pega un frenazo antes de entrar a grabar su segundo disco, abrumado por la presión. Ser parte de una moda fomentada por la industria discográfica, por mucho que esta surja a posteriori, no debe de hacerle mucha gracia. La etiqueta que le acompañará desde sus inicios de ser el cabecilla de un movimiento paradójicamente artificial, puede resultarle un tanto molesta. Componer «Piel de pantera» para que las espectadoras le griten «¡tío bueno!», en definitiva, no parece su objetivo.

Más allá del Ondas al Artista Revelación del año, de los conciertos multitudinarios, de las hordas de fans, de los discos de platino y de las colaboraciones de lujo -llega a participar en «Alas, Alas» (BMG, 1995), de Pablo Guerrero, y graba a dúo con Luis Pastor «Por esos días» para el álbum del extremeño «Diario de a Bordo» (El Europeo, 1996), editado por la revista El Europeo… si algo saca Álvarez de sus primeros pasos en este mundo, es un ángel de la guarda: Suso Sáiz. Con él graba en Mallorca «Dos» (Chrysalis, 1996), un disco oscuro y huraño que, sin embargo, aprovechando la expectación y un más que certero adelanto (con el que llega por primera y última vez al número uno de 40 Principales), se cuela directamente entre los diez primeros de AFYVE y obtiene en pocas semanas el disco de oro. De todos modos, y pese a que la canción en cuestión, «Sunset Boulevard», además de estar varios peldaños por encima de los sencillos del disco anterior, es directa y pegadiza, la gente le seguirá recordando por sus éxitos previos.

Semanas después se pone a la venta «Mucho Tequila!» (DRO, 1996), homenaje para el que Javier Álvarez graba con Pedro Guerra una versión de «Ya soy mayor». Junto al canario interpreta también «Aunque ya no soy dos» en la primera gala de los Premios de la Música, a la que asiste como nominado al Mejor Artista Revelación. El galardón se lo lleva una por aquel entonces prometedora Rosana.

EMI sigue apostando por él y, después de haber incluido «Piel de pantera» y «Sunset Boulevard» en sendas ediciones de ese surtido navideño de éxitos anuales llamado «Boom!» (EMI, 1996), se atreve a repetir la jugada en 1997 con la casi desconocida «Ella diciendo sí». Pero cuando se anuncia su tercer disco, la moda ha volado. Las chicas que gritaban piropos y los medios que lo ensalzaron están ya a otras cosas. Además, el lanzamiento se pospone y el sencillo de presentación es censurado en las radiofórmulas. Séptimo de Caballería, ese espacio musical de TVE con sitio tanto para Malú como para Sonic Youth, es el refugio en el que presenta, tan sólo tres días antes de la publicación del disco, el polémico «Padre». En ese mismo programa, se une a Billie Myers para interpretar «Fast Car», de Tracy Chapman.

Al fin, el 22 de enero ve la luz «Tres» (Chrysalis, 1999), pero el niño nace ya moribundo. Chrysalis lo da por perdido. «Cero cero», que sería la verdadera carta de presentación, suena un par de semanas en la radio, como puro testimonio de la existencia de «Tres», y Javier Álvarez es historia. Como contrapartida, la crítica empieza a tomarle en serio y termina por abrirle (moderadamente) sus puertas. En abril participa en el Espárrago Rock, y meses después registra la copla «Ay, Maricruz» en «Tatuaje» (Sony, 1999), como epílogo a su tercera etapa. Evidentemente, no renueva votos con Chrysalis. Le espera DRO. Uno de sus mejores trabajos allí llega de la mano de Diego Vasallo, quien recluta a Javier Álvarez y a su inseparable Nieves Arilla para que se encarguen de los coros de su disco más completo, «Canciones de Amor Desafinado» (DRO, 2000).

Dos revisiones excepcionales, «Sin tu latido», para «¡Mira que Eres Canalla, Aute!» (Virgin, 2000) y «Cambio de planes» (a dúo con Cristina Lliso) para «A tu Lado. Un Homenaje a Enrique Urquijo» (DRO, 2000), preparan el terreno a su cuarto disco. Pero lejos del nivel de las versiones mencionadas, «Grandes Éxitos» (DRO, 2001) no era lo que se esperaba. Tampoco lo es el engendro con el que Chrysalis da carpetazo a su periplo allí: «Grandes Éxitos. Los Años de Chrysalis» (Chrysalis, 2001), un ajuste de cuentas traducido en una recopilación de gasolinera.

Mientras tanto, continúan llegando versiones, con mayor o menor fortuna: «Vamos a contar mentiras», incluida en «Patitos Feos» (DRO, 2002); «Si no te tengo a ti», en el tributo a Hombres G «Voy a Pasármelo Bien» (DRO, 2003), y «Amor en vena», un tema de su primer disco, interpretado junto a Antonio Vega para «Liberando Expresiones – 25 Años de Amnistía Internacional» (Factoría Autor, 2003).

Meses antes de que se publique «Tiempodespacio» (DRO, 2003), cuya promoción se consagra a su módico precio (6 euros… en las tiendas de discos grandes, aunque no en las pequeñas, DRO sabrá el porqué), aparece un aperitivo: el sencillo «Así, Así» (DRO, 2003). Javier Álvarez declara su compromiso con este formato y anuncia que todos sus singles, además de seguir la política de precios del LP, incluirán temas inéditos, algo que no había sucedido en su anterior etapa. La pena es que, salvo el mencionado “Así, Así” (ausente en el largo), su distribución es irregular, su promoción escasa y los extras no del todo sugerentes: una versión de “Stand by me” junto a “Lover, Lover, Lover”, y una demo de la cara A en “Ni na no”. Más suerte corre «Cuando Haces Pop» (DRO, 2004), el sencilo que promociona la edición deluxe, en el que sí se incluye una canción completamente nueva.

El 25 de junio de 2004 participa en «Recuperando Memoria. En Homenaje a los Republicanos», un concierto organizado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, posteriormente plasmado en un CD+DVD. Javier Álvarez opta por una versión de «I have a dream», de ABBA, que no es entendida por los asistentes. Mejor recibida fue su aportación a «Versión Imposible 2. Las Canciones de El Jueves» (DRO, 2004): una reconstrucción a su medida de «Aserejé».

En septiembre de 2005 aparece la última pieza de su segundo ciclo: «Plan Be» (DRO, 2005), un disco doble sin corsés. Existe un cierto paralelismo entre la trilogía de DRO y la de Chrysalis. Da la sensación de que en ambas Javier Álvarez hace primero, lo que puede; luego, lo que debe; y, por último, lo que quiere.

En compañía de General Básica, graba «PosLemongirl», una de las primeras canciones de Astrud, adaptada al castellano por Luis Troquel para su bizarro «De Benidorm a Benicassim» (Encadena Ediciones, 2006). En octubre de 2006, dos meses después de la muerte de Hilario Camacho, se organiza en Madrid un concierto para recordar su música. Álvarez interpreta «You’ve got a friend», de Carole King, que tiene cierta similitud con «Ven aquí», una de las canciones del primer disco de Hilario.

Ya en 2007 se publica la primera referencia del sello creado por Ismael Serrano, Pequod. Se trata de un homenaje a Pablo Guerrero titulado «Hechos de Nubes» (Pequod, 2007). Javier Álvarez contribuye con una soberbia versión de «Te tengo en todo (o en casi todo)», con la participación del propio Guerrero.

Para el experimento «La Zarzuela + Pop» (Factoría Autor, 2007), rescata «Cuplés babilónicos», un aria para soprano con letra de Guillermo Perrín y música de Vicente Lledó, perteneciente a «La corte del Faraón» (1910), que fue popularizada ya en 1985 por Ana Belén en la película de José Luis García Sánchez basada en la misma zarzuela.

En abril de 2008 se estrena el programa de TVE Balas de Plata, presentado por Lorena Berdún, cuya música de cabecera está compuesta e interpretada por Javier Álvarez. En enero de 2009, Andrés Molina, el que fuera miembro de Taller Canario, graba un concierto que se convertirá en su primer disco, «Desnudo» (Tic-Tac, 2009). Con Javier Álvarez, en cuyo debut el canario hizo coros, comparte «Otra vez».

Después de tres años y medio de sequía discográfica, en primavera de 2009 aparece «Guerrero Álvarez» (Rosevil, 2009), en el que Javier pone música a once poemas que Pablo escribe para él. El trabajo obtiene el título de Mejor Álbum de Pop Alternativo en la XIV edición de los Premios de la Música.

En octubre de 2009 se publica el CD+DVD «Cantos de Ghana» (SED, 2009), un proyecto de la ONG SED con el fin de construir una escuela en Kasoa, al sur del país. En el disco, un grupo de niñas del colegio Saint Marcellin Champagnat de Kumasi canta junto a músicos españoles. Javier Álvarez las acompaña en una versión de «Las chicas son guerreras», de Coz.

A lo largo de la carrera de Álvarez, hay varios nombres ineludibles: el productor Suso Sáiz, los guitarristas Gonzalo Lasheras y José Encinas, el batería Tino di Geraldo, el acordeonista Joxan Goikoetxea… pero hay uno que siempre ha estado ahí y que sobresale entre todos, quizás porque su instrumento es la voz: Nieves Arilla. Y es precisamente junto a la vocalista de Facunda junto a quien pone en marcha el proyecto cabaretero Las Maris.

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