La poesía vive en la cabeza. Escribirla es ir tirando de hilos que le den una forma legible, parecida a la intuida, a todas esas formas que nos acompañan y nos raspan y nos hacen cosquillas. Escribir desenfrenada e impulsivamente significa entregarse a esta idea, construir unas herramientas propias que nos permitan hacernos un espacio, el del poema, en el que podamos sentirnos cómodes para dejar gotear nuestra intuición.
En él nos salen recuerdos, imágenes imposibles de la infancia, sensaciones que el cuerpo guarda y no tenían palabras, formas extrañas y sonidos guturales que, sí, nos expresan mejor que un párrafo entero. En él dejamos que nos entre la luz del momento, la distracción del momento, el dolor de barriga del momento. A través de él llegamos a ideas que quizá no nos aparecerían al pensar en poesía, pero sí al pensar en la poesía que nos habita, pues, en la cabeza.

En Poesía desenfrenada. Escrituras impulsivas trabajaremos poemas cuyas estructuras sean una excusa que nos posibilite moldear imágenes que solo podrían existir en esos poemas concretos, en esos instantes concretos. Nos sumergiremos en nuestros estados de ánimo, dolores, roces de la ropa, pensamientos intrusivos, focos de distracción, deseos… para volverlos particularidades del poema, gestos irrepetibles y nuestros.
Esto lo haremos a través del acercamiento a varios pilares: algunas herramientas de escritura automática y posterior proceso de pulimento, una breve (y práctica) indagación en lo que podemos entender como palabra poética, el análisis de estructuras poéticas ajenas y su relación con los momentos de escritura, el planteamiento de estructuras que se relacionen con nuestros idiolectos, el estudio de nuestro imaginario y nuestro lenguaje propio y las estrategias que podemos generar para que el proceso de corrección del poema se convierta en un proceso de reescritura respetuosa con nuestros impulsos. Es decir, intentaremos conocer cómo podemos dar con estructuras y formas que nos permitan fluir hacia nuestra verdadera materia poética, que nos permitan hallar una manera propia de considerar la poesía y no nos ciñan a nada preestablecido, y también cómo podemos trabajar posteriormente sobre este material para escribir poemas en los que utilicemos tanto el pensamiento poético (“pensamiento escritor”) como el pensamiento racional (“pensamiento lector”). Haremos especial énfasis en la posibilidad de desenfreno y juego de la poesía, en su informalidad y su voluntad acogedora hacia cualquier hibridez, rareza, exploración o referencia extraliteraria que queramos volcar en ella. Leeremos poemas (y textos que no son poemas pero sí son poemas: la escritura del impulso también huye de esos límites) de autoras y autores como Berta García Faet, Lara Moreno, Luis Díaz, Juli Mesa, Mónica Ojeda, Lucia Berlin, Roberto Bolaño, César Vallejo, Jorge Eduardo Eielson, Blanca Varela, Alejandra Pizarnik, Audre Lorde, Olga Rivero Jordán… y toda la bibliografía impulsiva que queramos configurar entre todes. También escribiremos varios poemas utilizando distintas herramientas de exploración de la poética propia que buscarán ayudarnos a crear las nuestras.